Philodendron Verrucosum: Características, consejos de cuidado y mantenimiento básico
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- 2 ago
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Actualizado: 4 ago

El Philodendron Verrucosum (perteneciente la familia de las Aracaea) se distingue rápidamente gracias a sus hojas grandes y acorazonadas, de textura aterciopeladas y tonos de color claro y nervaduras casi blancas o verde claro.
En el envés podemos encontrar un intesa color granate, acompañado de peciolos anaranjados y vellosos, lo que la hace aún más curiosa y atractiva.
Es una planta nativa de selvas tropicales de Centroamérica y suramérica en particular de Ecuador y Colombia.
Prospera en el sotobosque, donde recibe luz solar filtrada y se protege de los rayos directos del sol.
Es una planta hemiepífita, lo que significa que puede crecer tanto de forma terrestre, como epífita, lo cual le permite adherirse a árboles u otras superficies con raíces aéreas en busca de luz.
Suelen cultivarse en macetas con tutores o soportes para imitar y hábito trepador natural.

Cuidados
Luz: Prefieren luz brillante indirecta. Hay que tener cuidado con los rayos directos del sol, ya que estos pueden quemar las hojas fácilmente (manchas marrones o puntos anaranjados). Por el contrario. La falta de luz puede retrasar su crecimiento o provocar un desarrollo larguirucho y una coloración menos vibrante.
Riego: Requiere un riego moderado. Lo ideal es dejar secar el sustrato por completo entre riegos. Debes tener mucho cuidado con el exceso de riego ya que esto puede traer patógenos o pudriciones en las raíces. Hay que asegurarse de que tenga un excelente drenaje.
Temperatura y humedad:
Prefiere temperaturas cálidas entre 18° a 29°C. Protégela de corrientes de airea frío y cambios bruscos de temperatura para evitar un estrés.
Crece excelente en condiciones de humedad alta superior al 60%. Puedes usar un humidificador o rociar las hojas regularmente con un atomizador con agua.
Abono - fertilización: En especial en las épocas vegetativas (de crecimiento) cuando su metabolismo está más activo.
Imitando su hábitat natural, requieren suelos ricos en materia orgánica.
Puedes aplicar una leve capa de humus sólido cada 4-5 meses, para mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.
Complementa con humus líquido cada 15 días (10% por litro de agua) para mejorar la defensa de las plantas frente a patógenos, para un óptimo desarrollo de raíces, mejoramiento de la estructura del suelo y aumentar la cantidad de microorganismos en el suelo.
Puedes complementar con abono orgánico-mineral (cada 4 - 6 meses 20 cucharadas-250 gr al redor del sustrato), el cual le permite la nutrición de las plantas, ayuda a que se generen los microorganismos benéficos del suelo, y repone la materia orgánica necesaria para el desarrollo y buena nutrición de las plantas.
Poda: Puedes podar las hojas amarillas (clorosis) o dañadas para fomentar un crecimiento más saludable. Esta práctica también ayuda a la planta a mantener su forma y promover un follaje más denso.
Trasplante: Trasplantar cada 2-3 años para desenredar raíces y darle un nuevo sustrato. También trasplanta cuando veas que quizá la planta esté mostrando raíces saliendo por los agujeros de drenaje (aunque ella crece muy bien en macetas pequeñas).

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